Aunque Ånima parezca un grupo de reciente formación, sus integrantes llevan mucho tiempo en el sector musical dando tralla. Tras descargar su ‘Tresmilonce’ en la Sala Auriense de Ourense -acompañado por varios temas inéditos como son ‘Pequeña Siberia’ o ‘Blazar’-, Rolo atiende a Guitar Calavera para conocer un poco mejor el funcionamento del grupo. Antes de sentarse con nosotros, se despide afectuosamente del resto del grupo. Sin duda, el buen rollo que transmiten desde el escenario es totalmente real. Son una familia bien avenida y eso se demuestra a la perfección en una banda que sabe transmitir todo lo que tiene.
Comentabas en una de tus últimas entrevistas que el 2014 ha sido un gran año, ¿qué espera Ånima de este 2015?
¡Esperamos sacar disco nuevo! (risas). Esperamos sacarlo a finales de año, estamos en fase de composición. Queremos que este verano sea productivo para poder entrar en estudio en diciembre.
¿Nos encontraremos el mismo estilo que en ‘Tresmilonce’?
Todos los grupos evolucionan, aunque siempre queda la esencia. En todos los temas nuevos que tenemos, la gente que los ha escuchado nos dice que Ånima está ahí. Lógicamente las influencias de otros grupos y de más cosas que escuchamos están ahí.
A la hora de hablar de influencias, ¿con qué grupos os comparan más?
Si buscan la parte vocal, que para mi es un halago brutal, con Maynard. Yo no me lo creo, pero me encanta. Es más, ¡lloro cada vez que me lo dicen! (risas). En la parte instrumental hay de todo. En las guitarras de Dani, sobre todo Tool. Es que papó mucho Tool y A Perfect Circle. Pero también hay cosas de Biffy Clyro, cosas mucho más cañeras. Vamos, hay muchos grupos, de todo.
Lo bueno es que cada uno venimos de un palo diferente y nos hemos juntado para hacer algo que nos gusta a todos. No hacemos lo que le gusta a la gente, hacemos lo que nos gusta a nosotros y por suerte está gustando. Es la ecuación perfecta.
¿Qué ha cambiado desde Haiku, vuestro anterior grupo, hasta Ånima?
Siempre ha estado la coletilla de que Haiku fue un grupo que podría haber llegado más lejos. Pero aún así, el fenómeno Ånima yo no lo he visto en Haiku jamás. Lo que movemos ahora fuera de la cuidad, la gente que se desplaza por nosotros, que canta nuestros temas… en Haiku era más local. Arrasábamos en Coruña, pero ahora con Ånima también llenamos todo, el tema es que también lo conseguimos fuera. Vamos fuera y la gente se engancha. Enganchamos Ånimas, como decimos nosotros.
¿Cuál ha sido el punto clave de este cambio?
Con Haiku seguimos un poco la política de intentar hacer lo que en ese momento se llevaba y lo que nos gustaba a nosotros. Pero con Ånima es lo que nos gusta a nosotros. Nos flipa lo que hacemos y tenemos la suerte de que lo que nos flipa a nosotros, a la gente le está gustando. Este grupo nos lo tomamos seriamente pero nos dijimos «ya somos mayores, vamos a hacer lo que nos gusta a nosotros. Si coincidimos bien, si no coincidimos, chao».
¿Seguís manteniendo el sueño de vivir de la música?
Nos encantaría como a todos los que nos dedicamos a esto, pero partimos de la imposibilidad. Es imposible, pero si sale, será bien recibido. Como objetivo, es lo que digo siempre, la dignidad musical. Que vengan personas y sea la primera vez que te escuche, compren el disco y te digan: «acabamos de flipar». Es un pasada poder decir que tu música gusta allá donde vas.
De hecho, hoy se escuchó más de una vez en el Auriense que da la impresión de que sois un grupo muy trabajado.
Te digo como funciona esto: Ensayamos tres años y al cuarto salimos. La mayoría de los grupos se juntan, ensayan tres meses, sacan unos cuantos temas y se dicen: «¿Qué? ¿Vamos?». Nosotros igual somos más cansinos o más puristas, pero nos gusta hacer las cosas bien, así que ensayamos tres años sin salir del local. Cuando conseguimos y creímos que Ånima funcionaba, nos dijimos, ahora sí. El primer concierto fue en Burela y la gente nos repetía «no, no, este no es vuestro primer concierto». No se lo creían, y eso era justo lo que queríamos conseguir. Se creen que tenemos un bagaje de la hostia, pero realmente lo tenemos dentro del local.
El gran éxito del 2014, ¿conquistar el Resurrection Fest?
El Resu, tocar en el Noroeste con Madness, tocar con Los Suaves, con Los Enemigos. Lo del año pasado fue la leche, ¡a ver cómo hacemos este para superarlo!
Todas vuestras letras están en castellano, ¿tenéis en mente animaros con algún tema en inglés?
Todos creemos que no. El inglés es muy versátil, pero nos compararían más con otros grupos. Fíjate si nos comparan ahora con Tool, que en algunos sitios nos llaman de broma el ‘grupo herramienta’. Cantar en inglés nos puede abrir puertas en el extranjero, pero no sabes la vida que te da ir a Carballiño, no ver a nadie conocido y callarme la boca en los temas porque la gente canta más alto que tú. En inglés, esto sería imposible. El castellano nos da esa base, la base de que todo el mundo nos entiende. La gente, además, habla muy bien de nuestras letras. Nos dicen que se sienten identificados con ellas, así que no queremos prescindir de esa parte. El inglés está totalmente descartado… ¡por ahora!
Tenéis una grandísima relación con otra banda muy potente como son los Aphonnic, ¿para cuándo una colaboración entre bandas?
Nos lo hemos planteado en conciertos, pero al final siempre queda en tierra de nadie. Eso está pensado, de hecho lo he pensado mil veces. En el disco nuevo me encantaría que Chechu hiciese algo con nosotros, el hermanamiento que tenemos con ellos es brutal. Sería una opción muy buena.
¿Cuál es la canción con la que más disfrutáis en directo?
Las dos nuevas que tocamos normalmente, Pequeña Siberia y Blazar. La última nos transmite un rollo especial, tocamos Blazar y nos miramos de otra manera. Hay una hostia ahí increible. Pequeña Siberia tiene un significado muy grande para todo el grupo, por lo que dice, nos parece un tema muy completo. Me flipa tocarlo, tiene partes más cañeras, más tranquilas. Compositivamente hablando, es «el tema».
Teniendo en cuenta la situación musical en la actualidad, donde abunda lo comercial y el autotune, ¿falta cultura musical?
Sin duda es una pregunta complicada. La cultura musical es cosa de cada uno, como quien dice. Yo odio el reggaeton, pero hay gente que lo adora, ahí no te puedes meter. No es un tema de cultura musical, la música está el declive porque no se paga ya por ir a un concierto o por un disco. La música está como perdida. Hay cuatro locos que van a los conciertos y mola mogollón. De hecho, me acuerdo cuando era un chavalito, que era el concierto de no se quien y te movías donde fuera. Si te gusta: viajas, pagas y haces lo que sea. La gente está muy vaga en ese sentido, llamémosle crisis o no. Yo creo que es más bien un poco de pasar, a la gente se la trae la música al pairo. Más que cultura musical, diría que es pasotismo.
Ya sois una banda veterana en esto de la música, ¿qué es lo mejor y lo peor que os ha pasado hasta ahora?
Además de los éxitos del 2014, lo mejor nos pasó en la Playa de Riazor. Cerca de 200 personas aparecieron con una camiseta que se hicieron ellos, que ponía «soy fan», siendo la A la de nuestro logo. Se la pusieron antes de que saliéramos, y cuando lo hicimos nos encontramos con una marea de gente con camisetas de Ånima. Se nos puso la piel de gallina y así tocamos desde el primer minuto. También llegar a sitios como Carballiño y callarte, gracias a que la gente canta más alto que tú. Nosotros le llamamos el fenómeno fan de Ånima.
Lo peor, es complicado decir algo malo. No es por no mojarme, pero no hay nada malo.
Por último, ¿eres de los que cree en cumplir un guión en estas vidas prefabricadas o de los que apuesta por perseguir un sueño?
Yo lo estoy haciendo a nivel laboral. He sido informático toda mi vida y ahora me he dicho, quiero ser fotógrafo. Con 38 años. Si creo que tengo que hacer lago, lo voy a hacer. Intentaré por todos los medios hacer lo que me gusta y como me gusta, de hecho, la mayoría del grupo pensamos lo mismo. Hacemos lo que nos gusta y hacemos Ånima porque nos flipa.