Skeleton Tree es el último trabajo de un verdadero fuera de serie, tanto a nivel compositivo como interpretativo; Nick Cave y su inseparable banda, los Bad Seeds.

Siempre que te colocas ante un disco de este artista debes estar preparado para algo distinto a lo común, a lo comercial, pues la cabeza de Nick Cave no funciona como la cabeza del común de los mortales. Es incisivo, melancólico, crudo, duro. Pero también es un artista con una sensibilidad y capacidad para encontrar nuevos sonidos que lo sitúa a la cabeza del panorama actual musical, quizá con la salvedad de Tom Waits.

En este trabajo todo se encuentra sumido en una profunda pena, pues acaba de fallecer su hijo, con lo que el ambiente que se respira es especialmente opaco y denso. Es curioso porque es uno de sus trabajos con menos guitarra (casi nada se percibe), aunque todo el peso lo lleva la base rítmica por la atmósfera que genera, así como los efectos sonoros usados para potenciar la sensación de lo etéreo, de lo onírico, efecto túnel oscuro, frio, neblinoso.

La calidad general percibida es, simplemente, superior. Las melodías y la belleza del disco están a otro nivel. Todo es oscuro, hasta la portada, contraportada y la funda interior del vinilo. Una sola foto en blanco y negro donde se ve a Cave trabajando (que es el resumen de su vida) sobre un piano… y eso es casi todo lo que puedes deducir de la siguiente escucha.

Mucho piano y mucha, mucha sensibilidad.

Cara A.

Jesus Alone empieza con distorsión y sonidos de fondo, con eco, con reverb. Y ya nos sumimos en la sensación ambiental lúgubre que nos acompañará todo el disco, y que lo define completamente, dejando a la voz todo el protagonismo y mérito de trasladarte a otro mundo. Esta voz aparece grave, recitando con claridad, seriedad, pero triste, melancólica, sobre el fondo y la base musical, que se mantiene, jugando con sonidos agudos y graves, evocadores.

No hay prisa por entrar, y aparece el piano con notas sueltas, sutiles, delicatesen que te marcará por donde irá el tema, aunque pronto desaparecen, son como un bocado. Ayuda a perpetuar la impresión general de tristeza, con la caja repiqueteando al fondo, haciendo ganar algo de intensidad y apuntando a la melodía… vuelve el ambiente de inicio y aparece doblada su voz, con el piano esbozando otra vez la melodía.

Las voces continúan dobladas sobre la intimista base, sobrecargando de graves. Con un gran cuidado por el sonido y atmósfera generada.

En el segundo corte de la cara A tenemos Rings Of Saturn, sobre una base llena de efectos sonoros algo etéreos, y con la voz casi hablando de Nick Cave. Coros de fondo y todo lleno de matices, acompañados de una guitarra barítona que, apenas, se deja notar. Todo es sutil y elegante. Mucho espacio.

La sonoridad del tema es muy industrial, con muchos efectos y mucha profundidad. Te abstraes, te traslada a otro mundo, generando un mantra hipnótico.

Seguimos con Girl In Amber y nos relaja la melodía al piano, preciosa, con una voz aterciopelada para vestirla, casi en forma de susurro y con una letra densa. Los graves quedan a cargo del piano y te sumergen en este viaje triste, intimista, oleoso, suave. El piano es indiscutible protagonista, con permiso de la voz.

Espléndido coro femenino acompañando y desapareciendo. Todo gira en torno a tres simples notas, con las que construye la melodía. Simple, hermoso.

Cerramos esta cara A del vinilo con Magneto, sonando como maquinaria respirando, con el piano llevando y conduciendo el tema. la voz te recuerda a Pink Floyd, todo el tema te recuerda a Pink Floyd, está ambientado de forma similar.

Es curioso que en este disco no aparece ningún riff de guitarra, demostrando que a veces se puede hacer rock, o sonido industrial, o tener fuerza sin necesidad de machacar un instrumento como la guitarra.

La voz respira con el fraseo de la melodía, la sigue y se mueven juntas. Tiene mucha letra, mucho texto, mucha historia. La música realmente ambienta una narración. Y la guitarra que suena te reafirma en la sensación del sonido Pink Floyd. Tiene un regusto casi como a “conocido”, casi como “olvidado”, siguiendo un ritmo o cadencia cardíaca. Y el piano se acaricia, muy sensible, con miedo a romper algo, parece que fluye con una brizna de aire, de respiración.

Cara B.

Arrancamos con Anthrocene, donde el disco suena a rallado, a roto. Y la voz de Cave pone orden, sobre un tema con algo mas de base que los anteriores de la cara A. algo mas de sonidos y de base rítmica, con un poco mas de fuerza y unos coros casi épicos, aunque sin dejar de escuchar la maquinaria trabajando. Todo se adorna con sonidos fuera de sitio, atonales, a veces armonizados en escalas alternativas.

Nick Cave está hundido, y su voz lo llena todo en un gran estéreo, quedándose al final con piano y voz en solitario.

En I Need You, apreciamos un órgano de tubos, muchos efectos sonoros sobre una base muy cargada de bombo y sección rítmica marcial, muy ordenada, desfilando. Y sobre todo esto, Cave, en su melancolía, construyendo una melodía sensible, bonita, con coros reforzando y perfilando las frases. Presentan un control sonoro y dominio sobre el tema muy elevado, arropando con todos los instrumentos, y efectos sonoros, la voz. Esa voz tan particular.

Personalmente considero que podría ser el mejor tema del disco, e incluso el mas comercial dentro de lo que eso significa en Cave.

En el tercer corte, Distant Sky, nos encontramos con una voz de acompañamiento, Else Torp, para crear otro foco de atención.

Es un tema con un aire eclesiástico, algo místico. Y la voz de Torp es impresionante, como cabía de esperar, dándole una textura rica y muy distinta (Nick Cave siempre ha escogido muy bien las voces femeninas que lo acompañan, en especial en sus baladas intimistas como las del disco “Murderer Ballads”). Dejando una impronta casi operística y reclamando mucho espacio para sonar abierto y a gusto…pide volumen alto. En contraposición la voz de Cave está rota, desgarrada, vibra y llora.

Y para rematar la faena nos queda el tema que da título al disco, Skeleton Tree. Teclado con piano y efectos para acompañar una voz más esperanzada, mas optimista. El propio Cave se dobla a si mismo en los estribillos y el tema se deja escuchar, casi, para todos los oídos.

Mucho grave y un piano muy conductor, dejando trazas de fuerza y carácter, mucho sentimiento.

Aparece un coro femenino hacia el final del tema, enriqueciendo y sumando matices. Te quedas relajado…

 

Este es un disco, ante todo, bonito, sensible. Donde todo lo que se hace y escucha es elegante, medido y muy bien tocado, a pesar de no aparecer ningún alarde de especial virtuosismo, ni demostración alguna gimnástica de como tocar un instrumento (cosa bastante habitual en muchos discos, con lo que tapar carencias compositivas).

Todo respira buen gusto y el disco presenta las clásicas características de Nick Cave, con un pie en la experimentación sonora y otro en “salirse” de los esquemas usuales preestablecidos.

Es un disco solo apto a un público especialmente sensible y con cierta capacidad de apreciar matices y ambientes. Tiene un pie en el jazz fusión a nivel armónico y muchas dosis de experimentación.

Personalmente todo lo que compone Cave me atrae, tanto proyectos con los Bad Seeds como el resto de sus trabajos. Este es un ejemplo de porqué.

Obra de arte.





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