Viveiro vibró un año más, y ya van catorce, con una nueva entrega de uno de los mejores festivales del panorama metalero en Europa. Así lo demostró la masiva afluencia de público y lo confirmaron bandas como Slayer, que realizó en Viveiro su último concierto en la Península Ibérica; Slipknot, que pisó el Resu tras diez años sin visitar España; o Parkway Drive, que hizo méritos para ser cabeza de cartel en cualquier festival de renombre. El Resurrection Fest llega a la adolescencia con más poder, energía, capacidad de organización y convocatoria que nunca. ¿Qué sorpresas nos deparará su decimoquinto aniversario? Comienzan las apuestas.
Crónica y fotografías de Sheila Niebla y Pablo Calavera.
Teníamos una cita con la Warm Up y el Ritual Stage, el tiempo acompañaba y hasta habíamos tenido tiempo de saludar a caras conocidas, así que solamente quedaba entrar al recinto para disfrutar del primer grupo del día: Back in Town. Los de Viveiro nos deleitaron con un enorme abanico de covers, destapando a los fans de Loulogio y su “la lechuga está pocha” coreando la mítica Killing in the name. Llegando al final de su pase convirtieron el escenario en una fiesta usando bombas de confeti. Desde luego energía no les faltaba, la duda era si a nosotros nos faltaría al final del día.
Llegó el turno de Archivo Adxunto, solamente tres músicos pero con ganas de mover al público. Gallegos también pero esta vez desde Muros, con dejes punk en sus canciones, animaron el primer circle pit del día a golpe de letras de protesta. Además, siempre es una delicia escuchar versos en nuestra otra lengua madre, así que más puntos para ellos.
Tras ellos tocaba que Devil in Me se subiese a las tablas. Esta vez desde Portugal, demostraron una fuerte conexión con el público. Su vocalista no paró de brincar por el escenario y azuzar a los oyentes parecía ser uno de sus pasatiempos favoritos. Fueron los primeros que llevaron su música más allá del foso para acercarse a los fans. Esta banda constituyó un gran entrante para lo que vendría a continuación: Bury Tomorrow.
Agresivos y explosivos, estos británicos sabían lo que tenían que hacer. Combinando melódicos y guturales, hicieron subir su metalcore bien alto. En su repertorio tuvimos temas tanto de sus inicios como de su último disco que el público, sin lugar a dudas, disfrutó dado el caos que comenzaba a ser cada vez más patente en la explanada.
Hora de Municipal Waste. Fue el grupo más duro del día, tanto que nos vimos obligados a huir de las primeras filas para proteger nuestros equipos. Su punk llamó, en menos de dos temas, a la gente a sobrevolar nuestras cabeza. El goteo de público sobre el foso fue casi continuo y se coronaron con un gran circle pit final.
Para finalizar nuestra primera jornada asistimos al pase de Ignite. Con voces principalmente limpias y el público más calmado tras la energía gastada en el concierto anterior, los californianos agradecieron la no violencia imperante durante su concierto.
Fotografías Warm Up Resu 2019
Dos cabezas de cartel para el primer día del Resu
Iniciamos la segunda jornada del festival quedándonos prácticamente en las puertas para disfrutar de uno de los primeros conciertos sobre el Desert Stage: Voltaia. Aunque nos fue imposible entender sus letras (cosas de no haber nacido vasca, supongo), constituyeron un buen entrante para el resto del día. Aunque sólo fueron tres sobre las tablas demostraron su calidad musical de forma sobresaliente.
Mientras tanto en el Chaos Stage la banda Catorce de Sevilla estaban dando caña interpretando sus ya clásicos Nueva Costa o Einstein-Rosen.
Tras ellos fuimos a echar un ojo al escenario más grande, el Main Stage. Cane Hill, desde Nueva Orleans, comenzaba su concierto en las primeras horas de la tarde. Los chicos se desenvolvieron con una confianza apabullante durante todo el bolo, animando a un pit que bajo sus propias palabras sería tan violento que tendría que salir en las noticias. A pesar de terminar diez minutos antes de la hora prevista tuvieron a bien hacer una minicolaboración en uno de sus temas, con Crystal Lake en los coros.
A continuación, sobre el Ritual Stage, Kause 4 Konflikt, que se auto etiquetan como Offensive Thrash Warcore, comenzó a dar sus primeros acordes. Éste es uno de esos grupos que impone. Quién sabe cómo sería una de sus actuaciones con pirotecnia, pero la verdad es que poca falta les hace. Animaron muy bien al público, un juego de música y luces impecable. Fue un concierto de diez.
Después llegaba el turno de los nipones Crystal Lake que, a pesar de la lluvia que caía sobre Celeiro, conquistaron a los fans del metalcore con solvencia interpretando temas como Prometheus, Hail to the fire, Lost in forever o Apollo, en el que estuvieron acompañados por el cantante de Cane Hill, Elijah Witt.
Al terminar nos movimos hasta el Chaos Stage para recibir una grata sorpresa de la mano de Kitai, nacionales y llegados desde Madrid. Constituyó sin duda uno de los mejores directos de todo el festival. Su front-man supo establecer una muy buena conexión con el público y el show, pese a ser sencillo, estuvo muy cuidado. También contaron con la colaboración de Fyahbwoy, El Chico de Fuego, fusionando el rock de la banda con el rap de este último. Como colofón a su pase urdieron un gran wall of death ayudados por los asistentes.
Era ahora el turno de Cró!, vigueses y psicodélicos. Allá que volvimos al Desert Stage para disfrutar de su música. Si bien sus temas eran interesantes no hay mucho que destacar de su concierto, pues fueron un poco introvertidos y apenas interactuaron con el público.
Y aunque la banda sonó bastante bien le faltó fuerza en el sonido, el punch y claridad de sonido de la banda en su anterior visita a Viveiro fue sin duda mayor
Y llegaba uno de los momentos esperados del día, los Gojira tomaban el escenario principal para descargar su siempre original propuesta. Y aunque la banda sonó bastante bien le faltó fuerza en el sonido, el punch y claridad de sonido de la banda en su anterior visita a Viveiro fue sin duda mayor.
Sin descanso nos íbamos a ver a Toundra interpretando en el Ritual Stage casi en exclusiva su último álbum “Vortex”, aunque incluyeron Cielo Negro y Ara Caeli. Una delicia para los oídos el rock instrumental que practican los madrileños.
A continuación Misconduct tomaron el Chaos aunque sólo los vimos un ratito, nos fuimos a cenar antes de la descarga de Slayer.
Slayer: Y aquí llegó uno de los episodios que marcarían la decimocuarta edición del festival.
Definitivamente, un último concierto para atesorar con cariño en nuestros recuerdos.
Procuramos acercarnos con tiempo al Main Stage, pues “pronto” daría comienzo uno de los pases más esperados: Slayer. A falta de poco más de cinco minutos para dar el pistoletazo de salida empezaron a verse rayos entre las nubes, y por seguridad la organización decidió suspender momentáneamente la actuación. El principal problema (sobre todo para el público) era que estábamos en Galicia, y todos sabemos que aquí una tormenta sin lluvia, no es tormenta. Así pues, durante aproximadamente media hora nos vimos obligados a soportar un buen chaparrón salvo que optásemos por perder nuestra posición en la explanada. Pasado lo gordo, esta vez sí, Slayer subió al escenario. Buena escenografía, buenas escenas, buen sonido y todavía unas ligeras gotas de lluvia para despedir a estos grandes. ¿Su actitud? Cuál va a ser sino la de perros viejos, con cientos de bolos a sus espaldas, seguros de sí mismos y de cada paso que daban. Definitivamente, un último concierto para atesorar con cariño en nuestros recuerdos.
Para pasar el mal trago retrocedimos hasta el Ritual para ver a Leo Jiménez y Los Leo. Obviamente, dado el retraso anterior, «La Bestia» inició también un poco más tarde. Contó brevemente con la colaboración de Tanke Ruiz y por desgracia sufrieron problemas técnicos con una de sus guitarras, que se empeñaba en no querer sonar. Por lo demás, suplieron los baches con resolución y se pudo disfrutar de un buen repertorio conformado por temas de los últimos tiempos de discografía del cantante.
Y ahora, tras Leo y de nuevo en el Main, llegó la hora del CONCIERTO, con mayúsculas, que habría sido buen merecedor del puesto de cabeza de cartel. Una cinemática comenzó a vislumbrarse por las pantallas. Un par de petardazos y en un lateral, junto a la entrada del Pandemonium, se vieron unas luces. Todos volteamos nuestras cabezas para ver qué estaba pasando y, con sorpresa, asistimos a una de las entradas en escenario más épicas (o al menos, emocionantes) de todo el festival. Una comitiva de escoltas, con antorchas en las manos, acompañó a Parkway Drive desde la zona de público hasta el escenario. Algunos afortunados pudimos contemplarlos a tan sólo unos centímetros de distancia y creedme, el aura que desprendían era tal que durante su procesión se hizo el silencio entre las filas de fans.
Sin lugar a dudas los australianos supieron contentar a los asistentes y, pese a que fue un show redondo en todos los sentidos, dejarlos con ganas de más.
Tras llegar a las tablas iniciaron una actuación de escenas milimetradas, impecables, todo dirigido por un vocalista de un carisma indiscutible. Sin lugar a dudas los australianos supieron contentar a los asistentes y, pese a que fue un show redondo en todos los sentidos, dejarlos con ganas de más. Un completísimo concierto en todos los aspectos: luces, fuego y plataformas con un cuarteto de cuerda durante “Writtings on the Wall” hicieron las delicias de los asistentes. Simplemente espectacular. También sonaron “Prey”, “Crushed”, “Vice Grip”, “Dedicated” o “Karma” que corearon todos los asistentes.
Vídeo entrada y momentos concierto Parkway Drive
Tras el subidón de Parkway no sabíamos muy bien dónde meternos y nos acercamos hasta el Chaos Stage. Allí, The Adicts nos recibía con una performance muy particular: una versión psicodélica del Joker como front-man, regalando peluches mientras un animado punk rock sonaba por toda la carpa. Desconozco si la estética del vocalista tiene algún motivo más allá de llamar la atención, pero desde luego el concierto fue divertido e implicaron al público de una forma peculiar, llegando incluso a lanzar varias pelotas hinchables a las filas de oyentes.
Fotografías Resurrection Fest 2019: Viernes.
Y llegaron Slipknot para vencer y (no) convencer a todxs
El cansancio empezaba a notarse ya, pero no podíamos desfallecer en el que prometía ser el día grande del festival.
Los coruñeses Møura desgranaron su rock psicodélico y progresivo en el Desert Stage, una grata sorpresa esta banda y una banda a seguir. Mientras, en el Ritual Stage, dispuestos a zambullirnos en el universo fucsia y negro de Megara. A pesar de ser de las bandas de sonido menos brutal en toda la cartelera, supieron llevar bien al público y su vocalista no mostró dificultades a la hora de hablar con sus fans. Fue una actuación bastante completa, con coreografías bien ensayadas y escenografías cuidadas. La única pega que pondría sobre esto es que, en el tema «Bienvenido al Desastre«, extendieron una lona con el objetivo de preparar la escena necesaria para su representación. Lo malo es que la lona no llegaba al suelo y a nivel de público se pudo ver prácticamente todo el proceso, lo que hizo que perdiese un puntito de glamour. Aún así, el resultado final con todo el elenco de personajes de su particular Alicia en el País de las Maravillas era digno de ver, así como la representación que tendría lugar a continuación.
Lo que menos me esperaba era que al final lanzasen a su batería sobre los fans montado en un unicornio hinchable. Casi termina en el suelo pero, afortunadamente, los espectadores se encargaron de evitarlo. Otras cosas no sé, pero desde luego a estos chicos les va la fiesta y la cercanía que demuestran con sus seguidores es envidiable.
Brothers Till We Die actuaban por primera vez en el Main Stage tras sus anteriores visitas a Viveiro y ofrecieron potente concierto cuya energía se trasladaba al pit. Nos dejaron varias anécdotas como el momento en el que el Víctor aka Jesuscristo, voz de The Broken Horizon, se subió al main para interpretar con ellos un tema, o el cover de Raining Blood de Slayer. Concierto en el que botó todo el mundo.
Todavía sin haber procesado todo lo que acabábamos de ver nos dirigimos al Chaos Stage. Era el turno de Just, una banda coruñesa a la que por desgracia no estaba viendo mucha gente. Tenían fuerza, se mostraron animados sobre el escenario y el sonido era bueno, aunque no sé si por la falta de público o por la comparación con la actuación anterior no me resultó un directo especial. Correcto, pero sin nada llamativo.
Fantástico bolo que dieron los Childrain. Los de Vitoria aterrizaban en el Ritual Stage presentando su quinto trabajo “The Silver Ghost”. Contundente descarga con un gran frontman y una banda muy empastada que interpretó “The Farewell Parade”, “Matheria Act II.”, “Wake the Ghost” o “Saviors of the Earth” entre otros.
Algo parecido ocurrió con Neila, esta vez sobre el Desert Stage. Pocos espectadores, apenas interacción con el público, así que nada a destacar sobre su directo. A pesar de todo su música era interesante, con pocas voces pero de buen sonido.
Tras ellos acudimos al Main, esta vez para While She Sleeps. Pese a que Loz, su vocalista, no pudo acompañarlos en esta ocasión, Scott Kennedy supo recoger su testigo. El único pero que pondría a su directo fue el exageradísimo volumen al que estaban los graves, que llegaban a cortar la respiración en las primeras filas y hacían que fuese incómodo verlos desde las primeras posiciones. Por lo demás, el público se entregó a la banda y el pase fue brutal y explosivo.
Para relajar los oídos tras la metralla de los subgraves nos fuimos hasta el Chaos para ver a The Black Panties Party. Aunque es una banda que podría dar muchísimo juego no fueron santo de mi devoción. Son excesivamente “garajeros” para mi gusto, pero eso no quita que los asistentes se desvivieron con ellos. Lo que no sé es si se habrán ganado su billete de salida del festival, pues permitieron a los espectadores invadir el escenario pese a la negativa del equipo de seguridad. Toda una experiencia para el grupo y más para los fans, espero que puedan repetirla.
Volvimos al Desert para asistir al concierto de otro trío, Santo Rostro. Su metal progresivo inundó la zona de público, bastante llena para ser el lugar que era. Se implicaron con sus oyentes y éstos correspondieron sin dudarlo, brincando y chocando unos contra otros al ritmo de su stoner progresivo.
Trivium, la banda liderada por Matt Heafy actuó en el Resu 2013 año, curiosamente año en el que también estuvieron Slayer. Con temas como “Down From The Sky” o “In Waves” hicieron saltar y al inesperado grito de ¡¡¡¡Qué pasa cabronazos!!!! lanzado por su frontman hicieron saltar a todo el mundo. Sonaron de lujo y creo que a la mayoría se les hizo corto.
Quizás esta rave party grindcore sería más adecuada para la madrugada.
Y llegaron Serrabulho con su Grindcore Friki Show. Procedentes de nuestro país vecino, y aunque descolocaron a muchos de los presentes, los de Vila-Real ofrecieron un concierto caótico pero divertido en el que la puesta en escena, el lanzamiento de múltiples flotadores y muñecos al público fue la nota dominante. Quizás esta rave party grindcore sería más adecuada para la madrugada.
Tras un breve descanso para hidratarnos un poco tocó ir a pillar sitio para ver a la peliazul y a su banda. Sí, hablamos de Arch Enemy, que en esta edición decidieron volver a visitar Viveiro para contentar a su público. La gente los esperaba con ansias –aunque quizá ya un poco cansados– esperando asistir a uno de los platos fuertes del día. Alissa salió, al igual que sus compañeros, imponente y a comerse el mundo. Dieron un gran repaso a toda la discografía de la banda y, una vez más, se metieron a los fans en el bolsillo. Durante este concierto se produjo una de las instantáneas de la edición de este año y que será recordada durante años, Alex, un joven en silla de ruedas riojano que hizo crowdsurfing… para el recuerdo.
The Black Wizards, también procedentes de Portugal como Serrabulho, pero con un estilo totalmente diferente se hicieron con el Desert Stage. Blues Rock, psicodelia maridado con Stoner que hicieron las delicias de los presentes. Liderados por la fantástica y atrayente voz de Joana Brito los lusos presentaban nueva formación y ofrecieron un concierto para enmarcar.
A continuación, sobre el Ritual, comenzaría otro de los directos más memorables del evento. Llegaba el turno de Avatar, con su flamante rey –Jonas Jarlsby– abriendo la actuación. Juegos de luces fundamentalmente rojos y amarillos, a juego con sus vestiduras, y con una escaleta muy bien planificada durante todo el concierto. Se mostraron muy cercanos y quisieron convertir el bolo en una celebración, acompañándolo todo de su sentido del humor. Sonido impecable, escenografía sencilla pero efectiva y actitud arrolladora fueron los ingredientes necesarios para otro recuerdo épico del evento.
Slipknot, que lideraba desde hace unos años todas las porras de bandas, llegaba a Viveiro presentando nueva puesta en escena y estética, cambio que como sabréis no a gustó a muchos de sus fans.
El “For Those About To Rock” de los australianos AC/DC marcaba el inicio del concierto de Slipknot. Este año se cumplían 10 años desde la última visita de los americanos a España, y tan pronto empezaron a sonar los primeros acordes los fieles congregados en el campo de Celeiro enloquecieron. La inmensa mayoría de los asistentes saltaron y corearon canciones como Get This, Psychosocial, The Devil in I, Duality hasta, tras bajar un poco el ritmo a mitad del show, ir subiendo de intensidad hasta el apoteósico cierre con Spit It Out y Surfacing!!!
El concierto, épico para muchos y decepcionante para otros, no dejó indiferente a nadie. Una lástima que debido a la prohibición tajante –con amenaza incluída de destruir nuestra propiedad intelectual– de la propia banda de sacar fotografías y vídeos no nos permita dar más detalles de cómo fue su visita a Viveiro.
Ya para rematar el día volvimos al Ritual, esta vez para contemplar a otros veteranos del metal. Cradle Of Filth dieron un repaso a toda su discografía y, aunque la actuación fue correcta e implicaron a los asistentes, no podemos negar que los años pasan dejando huella: vi a Dani Filth un poco rígido, con dificultad para llegar a los registros más extremos. Llegados a este punto y después de todas las bandas vistas, por comparación, aunque no fue un mal directo tampoco podemos decir que fuese espectacular.
Crisix son en la actualidad una de las bandas más importantes del panorama nacional, de hecho ha sido la primera banda española en actuar en el Graspop Metal Meeting de Bélgica. La actuación de los catalanes, que cuenta desde este año con Pla Vinseiro (Guitarrista y voz de Mutant) al bajo, fue apoteósica.
Tras girar por Europa y América actuaban por cuarta vez en Viveiro presentando su último álbum “Against The Odds”. Despertaron pasiones con temas como “Conspiranoia”, “Bring ‘Em To The Pit” –con su clásico football of death– o “Ultra Thrash”.
Galería fotográfica segunda jornada Resu19
Último día del Festival, todo lo bueno tiene un final
Ya estábamos listos para la última jornada de festival. Aunque el día anterior el sol se había mostrado un poco tímido el sábado decidió pegar con toda su fuerza haciéndonos huir siempre que podíamos a buscar algún punto de sombra.
En esas estábamos, achicharrándonos bajo el sol de mediodía, mientras aguardábamos el comienzo de Tálesien y con medio pie en Syberia. Los gallegos tocaban por primera vez en el festival y los catalanes volvían presentando su nuevo trabajo.
Tálesien comenzó puntual, saliendo con fuerza arrolladora al escenario para un público quizás todavía un poco dormido. Confiados sobre las tablas hicieron lo que pudieron para despertar a quienes los escuchaban, pero dado el poco tiempo que tuvieron para tocar no les resultó fácil. Al menos, conforme fueron avanzando en temas, más asistentes se acercaron al concierto.
Terminado Tálesien nos dimos la vuelta y miramos hacia el Main, pues era el turno de Celtibeerian.
Éste es otro de los grupos que da gustazo ver, no solamente por su música sino por su actitud hacia los fans.
Sus directos son pura fiesta, interacción con el público continua y una gran exhibición de los múltiples registros con los que cuentan, instrumental y vocalmente hablando. Pese a que su estilo es de los más alternativos dentro del cartel el evento consiguieron llenar más de la mitad de la explanada principal, así que podemos asegurar que hicieron bien su trabajo. Siendo versátiles como son y con su calidad técnica asistir a una de sus actuaciones es imprescindible.
Huyendo del sol fuimos a refugiarnos bajo la carpa del Chaos, donde Morgen empezaba a dar sus primeros acordes. El lugar, aunque no lleno (como la mayor parte de conciertos del día, para qué engañarnos), estaba bastante ocupado. Los coruñeses resolvieron con soltura su bolo gracias a un público que correspondía a sus demandas.
Tras el descanso nos acercamos de nuevo hasta el Ritual Stage, buscando un buen sitio para ver a Strikeback. La banda saltó con ímpetu al escenario, demostrando en vivo lo que tanto llamó la atención a los medios con el lanzamiento de su último disco. No se les podría haber visto más cómodos sobre el escenario, contundentes y demostrando una gran calidad técnica. Patrocinaron otro de los momentos colchoneta, pues el vocalista no dudó en subirse a un hinchable para surfear a los fans hacia el final del concierto.
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Era hora de dejar A Coruña atrás y dirigirnos a Madrid, así que nos dispusimos a caminar hasta Close To The Sky. Alternando guturales bastante potentes con voces limpias dejaron encantados a los fans, que tuvieron a bien dar trabajo a los de seguridad unas cuantas veces lanzando a compañeros al foso. Su instrumental, pese a su sonido metalcore, se escuchaba nítido y sin barullos, así que podríamos calificarlo como sobresaliente. Para mi gusto abusaron un poco de los golpes de graves, pero nada demasiado exagerado.
Al finalizar nos dirigimos al Desert Stage para hacernos un hueco en Atavismo. Su música psicodélica bañó la zona de público. Voces claras y disonancias ligeras marcaron su pase, que desde luego no era para todos los oídos. A pesar de ello no me disgustaron y, dentro de lo que ofrece ese escenario concreto, se entregaron todo lo que pudieron a los asistentes.
Llegó el turno de otro de los que, para mí, fue de los mejores directos de todos: Vhaldemar sobre el Ritual Stage. No es que tuvieran una escenografía de las más trabajadas (aunque sí cuidada), pero su porte sobre el escenario y sus canciones de heavy clásico y a veces toques de power metal me encandilaron. Desbordaban confianza, los veías disfrutar con el público y el público disfrutaba con ellos. Se lo pasaban como enanos y su calidad musical se hizo notar, hasta el punto de desarrollar las partes de más virtuosismo aparentemente sin esfuerzo. Muy recomendables.
La veteranía y el saber hacer de Testament tomaron el main e hicieron las delicias de los amantes de la velocidad del thrash. Chuck Billy derrochó calidad y la banda no paró de dar cera en todo su set. Los más Calaveras, disfrutamos con la guitarra del gran Alex Skolnick, en un concierto que cerraron con «The Formation Of Damnation” con circle pit incluido.
Se acercaba ya el final de la jornada y era hora de hacer triplete para asegurar un buen puesto en los últimos grandes conciertos del festival. Con los bártulos a cuestas nos dispusimos a esperar el comienzo de Lamb Of God sobre el Main Stage, y no se hicieron esperar.
Ahora que el sol ya no pegaba con fuerza y tras todo un día de bolos los asistentes al evento estaban ya bastante despiertos, cosa que demostraron viniéndose cada vez más y más arriba. Pits desperdigados por toda la zona principal, crowdsurfing para romperle la espalda a los de seguridad y más tuvieron lugar durante el pase de los corderos de Dios. Un vocalista incansable que no sé de dónde sacaba su energía para soportar más de una hora de concierto sin desfallecer dirigió el directo con total éxito. Pena que no hubiese anochecido un poco antes, pues la escaleta de iluminación se vio bastante trabajada y seguro que habría lucido muchísimo más.
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Berri Txarrak están de despedida ante su anunciada separación definitiva tras 25 años de trayectoria y lo hicieron en Viveiro a lo grande en el que derrocharon actitud y solidez en su directo. Fue increíble ver cómo el público del Ritual Stage coreaba las canciones en Euskera de una de las bandas vascas más internacionales.
Iniciaron el concierto con su clásico del 2005 Jaio Musika Hill que dieron paso a éxitos como Ex Dut Nahi, Zertarako Amestu, Infrasoinuak, Espero Zaitzaket o Zerbait Asmatuko Dugu. Durante su concierto se produjo la ya clásica visita de los Resukids al festival que nos dejó además la anécdota de no poder terminar el tema por algún problema técnico, probablemente tanta gente en el escenario provocó que alguien tropezara con algún cable. Los de Lekunberri ofrecieron un concierto memorable que no podía faltar en esta crónica del Resurrection Fest 2019.
Llegaba el turno de Within Temptation, una banda que jamás habría esperado ver en un festival como éste. Y qué bien lo hicieron. La bandera de Raise Your Banner nos dio la bienvenida y desde una privilegiada segunda fila pudimos ver un despliegue de todo su repertorio, desde Stand My Ground hasta Resist, el último trabajo del grupo. También advertimos problemas técnicos, sobre todo de monitoreo de la vocalista, que a pesar de todo siguió clavando todas y cada una de las notas de sus temas. Otro de los detalles que nos agradó y que es bastante escaso en bandas de su nivel es que Sharon fue presentando a los miembros de la banda según avanzaba la actuación. Supieron aprovechar las cualidades del Main Stage y fue un verdadero placer asistir a su concierto.