El músico sevillano Jim Otero lidera Rojim, un proyecto que combina la intensidad del rock alternativo con letras cargadas de lirismo y profundidad emocional. Su primer trabajo, El Fénix de Nata, reúne diez canciones que oscilan entre la melancolía y la esperanza, interpretadas por una formación sólida que une experiencia y sensibilidad.
Tras la grabación de su primer álbum, El Fénix de Nata (2024), Jim Otero decidió convertir su proyecto personal en una auténtica banda. Para ello, se rodeó de músicos curtidos en la escena sevillana: FJ Ortega (Stingers) a la batería, Mel (La Vendedora de Púrpura) en los coros y Raúl Frosco (E.N. Ataraxia) al bajo. El resultado es una formación con identidad propia, capaz de dar cuerpo y energía a un repertorio que respira madurez y coherencia.
El estilo de Rojim se mueve con naturalidad entre el rock alternativo y el indie rock, aunque su sonido bebe de fuentes muy diversas. Las composiciones, siempre cuidadas, funden melodías suaves y envolventes con una base instrumental que alterna momentos de intensidad y calma, mientras las letras, impregnadas de metáforas y simbolismo, exploran los rincones más humanos de las emociones.
El Fénix de Nata es una declaración de intenciones: diez temas que se nutren del rock clásico pero no temen incorporar pasajes blueseros, andalusíes o de inspiración instrumental, dando forma a un universo sonoro donde cada canción invita a una lectura emocional distinta. Las voces de Otero, cálidas y melódicas, adquieren fuerza en los estribillos, donde la emoción se desborda y la interpretación cobra una dimensión casi narrativa.
El álbum se abre con “Perfectos extraños”, un tema de ritmo ascendente que retrata las dudas y el reencuentro en una relación que busca renacer tras el desgaste del tiempo. Le sigue “Los confines del atlas”, una canción que convierte la música en metáfora de curación, en un viaje donde la sonoridad se expande hasta alcanzar tintes épicos. Por su parte, “Están tirando a matar”, la tercera pista del disco, se adentra en el territorio emocional de la adolescencia a través de imágenes del mar y la guerra, ofreciendo un mensaje esperanzador sobre la identidad y el crecimiento personal.
La producción del álbum destaca por su riqueza de matices: las guitarras se abren paso entre líneas de bajo precisas y una percusión orgánica, mientras las voces dialogan con los arreglos sin imponerse, buscando siempre equilibrio y emoción. La propuesta de Rojim no pretende reinventar el rock, sino reconectarlo con la autenticidad, ese espacio donde la palabra y la melodía se abrazan para contar algo real.
El grupo ha comenzado a trasladar este universo al directo, donde la conexión con el público se vuelve inmediata gracias a la intensidad interpretativa de Otero y la compenetración del cuarteto.
Durante los últimos meses, Rojim ha llamado la atención de la escena sevillana con sus presentaciones en salas locales y su creciente presencia en plataformas digitales. Su sonido, que conjuga elegancia, energía y reflexión, los posiciona como una de las propuestas más prometedoras del nuevo rock independiente del sur.
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Videoclip Rojim
Portada del disco "El Fénix de Nata" Rojim
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