Cristian Baz se estrena como miembro de Guitar Calavera con esta magnífica review de «The Amanuensis», el último disco de la banda inglesa de prog metal Monuments. Una banda de la que podremos disfrutar este año en el Ressurrection Fest (Viveiro, 16-18 julio), cita a la que Guitar Calavera no faltará. Cristian nos dará un enfoque más amplio del universo prog, del que es gran conocedor. Su agilidad y dominio de la guitarra de 8 cuerdas así lo atestigua.
Antes de nada voy a empezar con la historia del grupo, porque para mí es casi una súper banda a estas alturas. Monuments nació como un proyecto entre John Browne (ex-FELLSILENT, fill-in para Periphery) y Josh Travis (Glass Cloud, The Tony Danza Tapdance Extravaganza). En su primer EP, «We Are The Foundation», en el que ya no estaba presente Travis (había entrado en Danza), ya contaba con su actual batería Mike Malyan (tambien en The Algorithm) y con la ayuda de los cantantes originales de su ex grupo FELLSILENT.
Tras varios cambios de personal, en 2010 sacan su album debut «Gnosis», ya con lo que parece una formación solida, con Olly Steele a la guitarra, Adam Swan al bajo y Matt Rose a la voz.
Pero en 2013, el grupo decide dejar a Matt e iniciar la busqueda de un nuevo cantante, lo que lleva a su formación actual con el gran Chris Barretto (Ever Forthright, ex-Periphery).
Para mí Barretto es el mejor cantante que pudiesen haber elegido, encima de tener bastante experiencia en el ambito del prog metal, tiene un monton de influencias de otros estilos y tambien toca el saxo. Un dato curioso pero no tan conocido, es que es hijo del gran percusionista latino Ray Barretto (si no sabes quien es, busca sobre el, te va a explotar la cabeza) y imagino que gran parte del talento musical viene de ahí.
Y bueno, al disco.
Las guitarras y bajo fueron grabadas por Browne en su propio estudio, la batería fue grabada por Mike en el Monnow Valley Studio (en el han grabado bandas de la talla de Black Sabbath, Oasis, Led Zeppelin, Sylosis…). Y en el otro lado del océano, en el estudio Audiohammer (tambien bastante potente en la escena metal americana) Chris grabaría las voces.
Este album conceptual se basa en el Samsara, el ciclo de la vida que siempre se repite. Chris creó una historia que se repite infinitamente, incluso musicalmente, ya que el album comienza en Si bemol y termina en Si bemol. La única forma de detenerlo es, bueno, parando el disco. Una curiosidad es que el disco físico viene sin libreto, ya que Chris decidió que sacaría las letras junto con la historia entera explicada en un futuro, probablemente en un libro.
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Todo empieza con la melodía principal de «I, The Creator». Este tema fue el usado en las audiciones para cantante y es el final de la historia en el que Sam vuelve a crear el universo. Mucha potencia, groove, estribillo pegadizo, un buen tema para empezar el disco sin demasiada complicación.
El siguiente «Origin Of Escape» ya destroza todo con el grito de Chris y tanto bajo como guitarras de 8 cuerdas con un groove que da unas ganas de ponerse a saltar importantes. Muchos ritmos sincopados y mucho odio en la mano derecha.
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Pero no esto sigue,»Atlas», para mi el tema más pegadizo del disco, ya te atrapa con su groove y sus líneas de voz que recuerdan un poco al rey del pop. Lo que me encanta de este grupo y que lo distingue un poco metal moderno actual es que está basado totalmente en grooves y melodías que se te quedan en la cabeza, y no tanto en la técnica ni en velocidad, todo fluye muy bien.
«Horcrux» prosigue la agresión, mucha potencia tanto instrumental como vocal pero un tema muy bien balanceado dinámicamente con esas guitarras limpias y la voz de Chris saltando de un lado al otro.
Un rasgo característico de Monuments son esas guitarras ambientales, lo que llaman «Milton Cleans» en referencia a Milton Keynes, la ciudad donde se formó Fellsilent, el anterior grupo de Browne, el cual, junto con Tesseract, popularizó este efecto, que se puede conseguir gracias a unos ajustes con la mayoría de procesadores Line 6, hasta hace unos años, ya que se retiraron un par de elementos clave de ese sonido en los nuevos modelos.
[pullquote]Siempre groove, claro, ¿cómo va a faltar el groove?[/pullquote]En «Garden Of Sankhara» se calma un poquito la cosa y Chris ya empieza a hacer mas evidente la influencia de MJ en su forma de cantar, con algun recurso vocal percusivo y coros, que si pusiesen una base de World music en vez de metal encajaría igual de bien. Siempre groove, claro, ¿cómo va a faltar el groove?
Despues de tanta melodía, el odio se hace riff en esas guitarras palm muteadas y los gritos ultragraves de Chris, que a alguien que no escuche normalmente música de este estilo le parecerá bastante increíble que un mismo cantante pueda hacer melodías tan bonitas y en el siguiente segundo usar todo el odio disponible en esos gritos. Pero el estribillo pegadizo, no vaya a ser que no se te quede en la cabeza más tarde.
El disco está ya en la mitad final y te aplasta la cabeza con el groove de «Quasimodo» pero Chris decide enfocar más la voz a la melodía y esos coros tan bonitos, de mano del ambiente que dan las guitarras limpias (y algun tecladillo tambien). Sorprende encontrar un didgeridoo antes del groove que da paso a la parte final del tema (cuando Chris grita «Make it grow») y además se queda de fondo en ese riff y le da un toque interesante. Final engañoso del tema (como no van a alargar ese groove, que es una pasada)
El siguiente tema «Saga City» empieza con una intro bastante curiosa, que lo ayuda a despuntar un poco despues de tanta agresión en «Quasimodo» y ayuda a la dinámica del disco. Pero el groove y las ganas de moverse y saltar siguen ahí despues de todo, nada de meter temas no tan buenos de relleno hacia el final como la mayoría de grupos cutres.
[pullquote]Más odio y acabamos con la parte limpia, que se acerca el tema para «destrozar».[/pullquote]»Jinn» comienza con un polirritmo y gritos que siguen la línea del final de «Saga City», la combinacíon de gritos y coros limpios también le da un toque muy épico y ese groove del centro hecho de los acentos del anterior es genial. Un descansillo con guitarras limpias y otro instrumento asiático, que esa parte ha sido muy dura, gracias. Más odio y acabamos con la parte limpia, que se acerca el tema de «destrozar».
[pullquote]…y canta hasta el límite en este tema, que te hace pensar en que ya no puede haber más odio en el tono de esas guitarras.[/pullquote]»I, The Destroyer» con un ritmo aplastante y lleno de grooves con acordes bastante oscuros, quiere acabar el disco de una vez. Pero a Chris aun le queda un estribillo que se te queda en la cabeza (como no) y canta hasta el límite en este tema, que te hace pensar en que ya no puede haber más odio en el tono de las guitarras.
Y oh, menos mal, llega «Samsara» y sus coros épicos que te acercan al zen y a un plano superior del universo. Y aquí es cuando vuelves a poner el disco una y otra vez, y te quedas atrapado, como yo.
Risas!