“Me sentía cada vez peor cuando el público gritaba durante dos horas en vez de escuchar lo que tocábamos”
El de Roger Waters con Pink Floyd es un perfecto ejemplo de como a menudo las grandes bandas alcanzan sus mayores logros gracias a las sinergias que se establecen entre sus miembros, y cuyo resultado es muy superior a la suma de los talentos de los individuos por separado.
Y es que a pesar de ser un compositor con un enorme talento, de ser el motor creativo de Pink Floyd durante sus años dorados, en sus trabajos en solitario nunca fue capaz de acercarse a la magia de los años 70 con Manson, Wright y Gilmour. Los cuatro fueron capaces de crear obras maestras a partir de bocetos, poemas e ideas de Waters, cuyas composiciones, generalmente frías y con tendencia a una atmósfera oscura y depresiva, alcanzaron todo su esplendor bajo el prisma de Pink Floyd. Las baterías de Mason, las atmósferas de Rick Wright, y especialmente la fantasía de la guitarra de David Gilmour, envolvían en una maravillosa vorágine de sonido las ideas de Waters, y el resultado era abrumador.
Los inicios del mito
George Roger Waters nació en Surrey, Inglaterra, el 6 de septiembre de 1943. Su padre murió en la segunda guerra mundial, cuando Roger tenía solamente cinco meses. Cualquiera que se acerque a la obra de Waters apreciará que la muerte de su padre lo marcó profundamente y representó el primero (y el peor) de los ladrillos de su muro.
Poco después su madre se trasladó a Cambridge, donde Roger pasó su infancia y adolescencia. Sería durante esta época cuando desarrolló su interés por la música, especialmente por el blues y el jazz y conocería a los que más tarde serían sus compañeros de grupo, Syd Barret y David Gilmour.
En 1962 se trasladó a Londres, para iniciar sus estudios de arquitectura. Allí conoció a Nick Manson y Richard Wright, con los que formó el grupo Sigma 6 que debutó en 1963. Durante los dos años siguientes el grupo cambió de nombre y de componentes hasta que en 1965 la formación se completaría con Waters, Manson, Writght y Syd Barret. Durante esta primera época Syd Barret fué el compositor principal, cantante, guitarrista y la auténtica estrella del grupo.
Tras convertirse en el grupo de moda del psicodélico Londres de mediados de los sesenta, ficharon por EMI con los que editaron dos exitosos singles y su primer LP, The Piper At The Gates Of Dawn (1967), que los situó a la cabeza de las bandas de vanguardia y psicodelia en Inglaterra.
Waters toma el control
Pero la creciente inestabilidad mental de Barret llevó al grupo a tomar la difícil pero inevitable decisión de prescindir de su líder. Fue sustituido por su viejo amigo David Gilmour. El grupo parecía avocado al fracaso, sin su estrella y compositor principal, pero contra cualquier pronostico, siguieron adelante y en los siguientes años alcanzaron un éxito sin igual. El principal artífice de esto fue Roger Waters, que tomó el puesto de líder y compositor principal, así su segundo disco A Saucerful of Secrets (1968), fue compuesto mayoritariamente por él, aunque aún se podía sentir la presencia de Barret.
Sus siguientes discos fueron una especie de búsqueda de una nueva identidad y sirvieron para modelar el talento de Waters como compositor: More (1969) era la banda sonora de una película, Ummagumma (1969) era un doble álbum que combinaba actuaciones en directo con experimentación sonora y Atom Heart Mother (1970) que alcanzó el n.º1 en el Reino Unido, era en gran medida, una colaboración con el músico y compositor Ron Geesin. Meddle (1971) sería el disco que comenzaría a definir a Pink Floyd tal y como se le conocería más tarde. Tras Meddle llegaría una nueva banda sonora, Obscured by Clouds (1972) que apenas tuvo trascendencia y después se lanzaron a protagonizar su propio film, Pink Floyd at Pompeii, en el que se combinaban actuaciones en directo en un anfiteatro romano con escenas en el estudio grabando su nuevo disco, The Dark Side of the Moon.
Éxito, fama y obras maestras
The Dark Side of the Moon (1973), compuesto mayoritariamente por Roger Waters, superó todo lo imaginable hasta la fecha. Poco más se puede decir de esta obra maestra, cumbre del rock sinfónico y referencia para miles de músicos desde su publicación. Sobra decir que situó a los Floyd en la cima del mundo del rock, solo igualados en ese momento por Led Zeppelin.
«The Dark Side of the Moon permaneció en la lista Billboard durante más de 17 años y se calcula que ha vendido más de 45 millones de copias en todo en mundo»
Además, dió el pistoletazo de salida a la época en la que grabaron sus mejores trabajos: Wish You Were Here (1975) era otra obra maestra que vendió 14 millones de copias, el feroz Animals (1977) dejó canciones para la historia y The Wall (1980), que sería su obra más ambiciosa. En The Wall, Waters volcó todas las frustraciones que había sentido desde que era niño, especialmente desde que era una estrella del rock y que había creado una muro que lo separaba de su público, que parecía no entender nada de lo que él quería transmitir.
El disco es una joya de la música contemporánea y fue un gran éxito de ventas –casi nueve millones de copias vendidas–, pero para cuando acabó la gira de presentación el grupo estaba roto. El carácter autoritario que había desarrollado Waters en los últimos años hizo pedazos la relación con sus compañeros y su siguiente disco, The Final Cut (1985), fue prácticamente un proyecto en solitario de Waters con Mason y Gilmour como músicos de estudio –Wright ya había abandonado el grupo en la época de The Wall–.
Carrera en solitario
En 1984 lanzó su primer disco en solitario, el conceptual The Pros and Cons of Being Hitch Hicking, que fue un fracaso de críticas y ventas. Un año después abandonó definitivamente Pink Floyd con el consiguiente pleito contra sus antiguos compañeros para que estos no pudieran continuar usando el nombre de la banda sin él, pero la justicia no le dio la razón y Gilmour y compañía continuaron su exitosa carrera, interpretando en directo muchos de los temas que había compuesto Waters… hecho que le irritaba sobremanera.
En 1987 llegó Radio K.A.O.S. que corrió la misma suerte que su predecesor. Tres años después, en julio de 1990 –unos meses después de la caída del muro de Berlín– organizó en la ciudad alemana uno de los conciertos más memorables y multitudinarios de la historia del rock. Interpretó The Wall acompañado de algunas de las estrellas más importantes del pop-rock del momento, una orquesta sinfónica y un coro. El doble álbum que recogía el evento fue disco de platino.
Dos años después publicaba Amused to Death (1992), probablemente su mejor trabajo en solitario. Fue muy bien recibido por la crítica y vendió cerca del millón de copias, pero sorprendentemente no hubo gira promocional.
Entre el lado oscuro de la luna y el muro
Desde entonces, Waters parece haberse quedado atrapado entre sus dos grandes obras, interpretando gira tras gira los temas de The Dark Side of the Moon y The Wall: en 1999 inició la gira In The Flesh, que se prolongó durante tres años y de la que saldría un CD y un DVD llamado In The Flesh Live (2000), en 2006 comenzó The Dark Side Of The Moon Live, que duró dos años, en 2010 se inició The Wall Live, del que salió el documental Roger Waters: The Wall (2014) y en 2016 inició el Us + Them Tour.
En 2017, tras 25 años sin publicar material nuevo, editó Is This The World We Really Want?. Y actualmente sigue inmerso en el Us + Them Tour, interpretando una vez más, los grandes hímnos que grabó junto a Manson, Wright y Gilmour.